Nos adentramos en las profundidades de las historias de dragones y princesas.
Había una vez una princesa muy guapa llamada Zafira,
que vivía en un gran castillo, ya que su padre era el rey de Dragolandia. La
joven princesa solía pasar el día jugando con sus amigas por las mazmorras del
castillo. Pero un día, Zafira salió con sus amigas a pasear por la alrededores
del castillo, donde había un bosque repleto de árboles.
Zafira era preciosa, tenía un pelo largo, largo y rubio como los rayos de sol, unos ojos verdes y unos labios rojos cuál carmín.
Cuando se encontraban paseando por el bosque, las niñas
notaron que algo se movía entre las ramas de los árboles, pero no
conseguían ver qué era…
De repente, un enorme dragón salió volando de entre los
arbustos y cogió a Zafira con sus garras. Poco a poco, el dragón se fue
adentrando en el bosque.
El resto de niñas, asustadas, salieron corriendo hacia el
castillo para contarle al rey lo que había ocurrido.
El rey de Dragolandia se asustó tanto al recibir la
noticia de que su hija había sido secuestrada por un dragón, que mandó
un ejercito de mil hombres al bosque para buscarla. Mientras tanto, el
dragón ya había llegado a su guarida con la princesa.
La joven princesa estaba tan asustada que no podía parar
de observar cada uno de los movimientos del dragón, pues temía que la hiciera
daño. De repente, el dragón se agachó y dijo: “Princesa, no tengas
miedo, no te haré daño, sólo quiero que seas mi amiga"
Cuando Zafira escuchó al dragón, se quedó muy
sorprendida. Transcurridos unos minutos, la princesa le respondió: “Pero dragón, yo no
quiero ser tu amiga, me das miedo. Además, tú
eres un dragón y yo soy una niña, tienes que buscar a una dragona para jugar con ella.
El dragón, tras escuchar a la joven princesa
Zafira reflexionó durante unos minutos, y dijo: “Princesa Zafira, creo
que tienes razón, debería buscarme una amiga que sea de mi especie. Siento mucho haberte raptado
en mi guarida“.
Justo en ese momento, los mil soldados del rey entraron
en la guarida del dragón para salvar a la princesa. Zafira vio que iban
a disparar al dragón y gritó: “¡Noooo, no disparéis al dragón, no me ha
hecho nada, parad!“. Entonces, el dragón puso su mano en el suelo para que
la princesa se subiera en ella, y la llevó hasta la salida de la guarida
para entregársela a su padre, el rey de Dragolandia.
Ooooh, me encanta!
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